Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino
William Ernest Henley
ni cuantos castigos lleve a mi espalda:
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
Ayer estuve en la conferencia del coach Juan Ferrer, www.juanferrer.es, sobre Gestión del Cambio a través del cine (la película fue Invictus); me acompañaba el grupo de comerciales que estoy instruyendo en estos momentos, y salimos gratamente reconfortados con la exposición de este entrenador para el liderazgo. Pero primero tengo que lanzar un grito de reconocimiento a la gran figura humana y política que fue Mandela, sin duda, ÚNICO; y en segundo lugar, al alegato de Juan Ferrer, cercano, claro, esclarecedor y dando en la diana: ¡si queremos avanzar hay que cambiar y mejor uniendo inteligencias!
Es fácil gestionar el cambio cuando sabes quién es tu enemigo, pero no lo es cuando sabes qué ha hecho tu enemigo o mejor dicho qué te ha hecho tu enemigo. ¿Cuánta dosis de inteligencia, perdón, generosidad, humildad, incomprensión, sabiduría, sufrimiento, empatía, etc, tienes que tener para dar un paso hacia ese cambio?
Decía Felipe González, ex-presidente de España, hace unos días, que hoy toca el verdadero cambio en España, a través de un gobierno de integración, de coalición entre las dos grandes partidos, entre las dos Españas. La política es otra cosa, la política es para todos, la política es de todos, la política juega para estos cambios…¿Qué podría ser más complejo: ese gobierno de coalición a la alemana en una España devastada o lo que hizo Mandela en Sudáfrica, unir a un pueblo gran mayoría negra apaleada por un pueblo-minoría blanca? Claro que MANDELA sólo hay uno. Pero los pueblos sufren los mismos vaivenes, eso sí, unos con más virulencia y otros, con menos.
En mi visita a Sudáfrica, paseando por Ciudad del Cabo, justo en los años del gobierno de Mandela, los blancos me aconsejaban no provocar a los negros caminando sin protección por las calles de esa bella ciudad; y los negros, me invitaban a compartir su música, su comida, su pasión por los cambios acaecidos, su alegría por un nuevo horizonte. En definitiva, el cambio es posible, y los pueblos son el motor, la ciudadanía es la marea limpia que arrasa; Mandela, sólo hubo uno; Sí, pero como dice Juan Ferrer, todos podemos ser líderes de nuestro cambio, en nuestro entorno; así se convenció Mandela 27 años en su celda: «…soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma…» .
«…Soy el amo de mi destino, el capitán de mi alma…»
Esto leía una y otra vez Nelson Mandela en su celda en Robben Island, Cape Town (Sudáfrica)

INVICTUS
Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
W. E. HENLEY